lunes, 1 de noviembre de 2010

La Serpiente De Humo

Cuentan los trovadores de tierras lejanas que hace muchos años hubo una batalla tan sangrienta como ninguna otra; dice uno de ellos que al final de la cruzada tan solo quedaron un montón de sueños rotos, acompañados un montón de dudas referentes a porque el amigo no corrió con la suerte de que se le perdonara la vida.

Caras con el sueño borrado, demostraban el horror de la noche anterior; El cielo estaba manchado de pinceladas grises, recordándoles que ya nunca volverían a recuperar lo que perdieron, se oían los lamentos en la larga fila de vencidos, que decían en suspiros débiles: jamás volveremos a ser hombres.

Ellos abandonaron su hogar en busca de gloria, pero ahora regresan como gigantes derrotados que cargan con la vergüenza atada a sus corazones; al frente de la larga fila, va el general que antes tan solo la victoria conocía.

La noche llego, ya era hora de acampar; Alrededor de las fogatas se reunieron los que la noche anterior marchaban con la cabeza en alto, pero que ahora ni siquiera se atreven a suspirar.

El general se alejo del grupo para consultar con las estrellas la razón de su fracaso; Tomo una vasija redonda, la lleno de con un poco de heno y unas gotas de aceite; lo encendió formando un globo fuego; recito unas palabras para invocar la benevolencia divina; tomo su daga, cortando su mano al mismo tiempo que dejaba que unas gotas de su sangre tocaran la flama.

Lo libero una larga serpiente de humo al firmamento, la cual dibujo para el escenas de la batalla de la noche anterior, en las que noto que había sido derroto por su vanidad; con su respuesta obtenida, se acerco a sus hombres y se arrodillo ante ellos, les pidió disculpas porque su soberbia les había causado un daño irreparable; marco en su armadura las siguientes palabras: «la vanidad es el pecado que lleva a la gran derrota». Les pidió que reunieran sus fuerzas y lo siguieran a casa; mientras se alejaban el miro una última vez sobre su hombro, para ver a la serpiente de humo morir en el horizonte.

1 comentario:

Ojos de Perro Azul dijo...

Vanidad y soberbia.... la alimentamos nosotros mismo, porque nos ayudan a sentirnos mas grandes y fuertes, nos ayudan a sentirnos poderosos y vencedores...alimentando poco a poco nuestro ego...pero si nos llevamos de estas... podemos perder valiosas e importantes batallas de la vida.