sábado, 13 de marzo de 2010

Errando En La Carretera

En la carretera fui golpeado, ultrajado, quebrado, amado, regocijado, odiado y aun sigo en ella; en esta larga carretera de la vida deje mis huellas mojadas en sueños.

En la carretera mi alma sangro toda su gracia; en su cálido pavimento caí y dure demasiado en levantarme, por eso tengo quemadas en toda mi estima.

En la carretera perdí el honor por intentar robar las ideas que no me pertenecían, en esta carretera mire al cielo y llore, porque a pesar de sentirme maravillado por su esplendor, no lograba ver a la mano de Dios en el.

En la carretera a mitad de camino perdí la esperanza, me rendí y al rendirme cerré los ojos, comenzando a ver imágenes futuras de amo y paz; las cuales me devolvieron el ánimo para levantarme y seguir adelante.

Los últimos años en la carretera no han sido fáciles; he sentido hambre y sed, eso de sentirse vacio es pero que la muerte, a pesar de comer y beber todo lo que podía, no lograba eliminar tan maligna sensación.

Deambulé sin ninguna ilusión, oía a los demás decir que el creador acompañaba sus pasos, al oír estas palabras mi mente se llenaba de duda y mi corazón de tristeza; en la carretera vi falsos profetas gritando que a ellos debíamos seguir, muchos los siguieron hasta llegar a lo profano; pero yo vi en sus caras sonrientes destellos de maldad y preferí solo vagar.

Pero un bendito día de verano en la carretera, vi una imagen que me deslumbre, mi alma me decía ya encontraste a quien seguir; al ver sus hermosos ojos que cambiaban de color al ser tocados por la luz entendí la palabra sublime y al verla tan gloriosa creí en el amor incondicional; con ella y solo con ella deseo andar agarrados de la mano por toda la eternidad, al abrirle mi corazón encontré a Dios y desde entonces soy feliz.


viernes, 12 de marzo de 2010

El Final O Algo Parecido

En el año, día y hora marcados la humanidad cesara de existir; los cielos se convertirán en fuego consumidor, lo que antes daba vida se levantara para destruirla, los corazones de los hombres se llenaran de temor, las lagrimas brotaran como ríos; Lo que tomo siglos en construirse, en solo segundos a escombros será reducido.

Las cicatrices de este día estarán palpables en las generaciones futuras y solo quedaran historias tristes de cuando los humanos gobernábamos la tierra; entre cuentos y mitos el legado se perderá, la civilización depredadora de la naturaleza desaparecerá en un suspiro desesperado; entre las ruinas se parecen escuchar los gritos de auxilio de los condenados al extermino; solo espero no estar respirando para cuando el día maldito este por llegar.

No será Dios quien devaste al mundo, sino los humanos quienes pondremos fin a la existencia en un suicidio masivo, que hemos orquestado al pasar de los años. El planeta nos grita que lo ayudemos, pero no parecemos escucharlo.