martes, 19 de mayo de 2009

Crónicas Del Príncipe Roto: Prima notte

Mientras cabalgaba al noble Prodezza, hacia la montaña, mire a atrás al reino de Corteo y me sentí invadido por un sentimiento de nostalgia; que me llevo a preguntarme a mí mismo, que sería de mi vida si tan solo dejo esta búsqueda; regreso mi caballo al pueblo y me permito envolverme su romanticismo. Pero justo en ese instante un recuerdo atravesó mi memoria y la sed de venganza se hizo arder en mí nuevamente.

Cabalgué hacia el horizonte y subí la montaña teniendo cuidado de cada roca en el camino...... en la cima de la regia montaña no me deje distraer por la imagen aterradora del desierto que parecía no tener fin.

Me apresure a bajarla hasta la ladera, Prodezza se sentía nervioso al entrar al territorio del desierto; Terketmek es un páramo solo para los muy valientes o para los muy tontos; el sol brilla con más fuerza que en ningún lugar, en el aire de este lugar se siente un olor a muerte; los buitres se posan sobre los árboles secos expectantes de los tontos que decidan entran a este páramo maldito.

Cabalgue despacio y atento a todo lo que se moviera a mi alrededor y recordando las palabras de advertencia de Savir, seguí la puesta del sol por largas horas y la temperatura aumenta cada paso que da Prodezza; el sol está casi desapareciendo, busco con desesperación un lugar donde descansar, inclusive a un animal tan fuerte como Prodezza se siente agotado luego de tal viaje. Buscamos refugio cerca de una cueva que quedaba en una duna reforzada por varios árboles secos.

Prepare una fogata porque este páramo juega con el ambiente, en los días el calor llega a matar a los animales más fuertes de deshidratación y las noches son tan frías que congelan la sangre sus cuerpos; a pesar de que estoy en estado de alerta voy cayendo poco a poco en un sueño profundo; de pronto un estruendo interrumpe mi sueño, Eran gritos que se oían a lo lejos, en ese momento el miedo invadió mi corazón. Inclusive Prodezza despertó de su sueño, sus ojos reflejaban miedo, lo acaricie y le dije: no te preocupes, estaremos bien mientras estemos juntos; intente conciliar el sueño una vez más, pero sin lograrlo, el miedo a lo desconocido es la peor clase de temor que existe.

Mi mente morbosa, empieza a dibujar cientos de pesadillas, que me llevaban a una muerte segura; dentro de todas estas locas pesadillas, pienso en algo que no pensaba desde que era muy joven, en mi madre ese ángel bello que me dio la vida y de cómo fue arrancada de mi por el cruel destino. Me quede noctámbulo hasta que el sol empezó a nacer.

Desperté a Prodezza y me prepare a enfrentar a este desierto, entendiendo que no era el único que estaba despierto, que al igual que yo, los peligros habían madrugado también, monte a Prodezza, le di de comer y cabalgamos una vez más hacia el horizonte; Cuando de pronto...CONTINUARA.

No hay comentarios: