miércoles, 23 de septiembre de 2009

Día Sin Gloria

El día de mi muerte pasaran una serie de eventos que acabaran en llegar a mi final; en la mañana me levantare, como si el sueño hubiera sido arrancado de mi con ambos ojos bien abiertos, no desayunare nada y cuando me bañe, las gotas de agua serán como dagas atravesando cada centímetro de mi cuerpo; en el camino a mi trabajo, el sol no se verá porque estará cubierto por una capa de nubes; durante mis labores mi mente se llenara de pensamientos aberrantes que no me permitirán ni generar la mas mínima idea.

En la tarde mi comida será la nicotina de un cigarrillo; el camino de vuelta a mi casa será largo y cansado, y el día se convertirá en noche de una manera fugaz. Mi cena será un copa de veneno del más fuerte y letal; subiré al techo a contemplar el paisaje nocturno y buscando a la luna, pero no, la veré porque estará escondida entre un banco de nubes; el cielo nublado llorara como si supiera que mi fin esta cerca; no me importara mojarme hasta quedar empapado; me arrodillaré, buscando en la memoria los pocos momentos de felicidad que tuve y llorare como un cobarde.

Cuando ya está a punto de amanecer, cerrare mis ojos y en el momento que los abra, la luz del sol sangrara a través de mis pupilas; sentiré un temblor en todo mi ser; entonces todo acabara tan rápido como empezó en un flashback de mi vida; la vida de alguien duro toda su existencia de forma agridulce; alguien que tan solo fue un reemplazo, la sombra de humano; un estúpido que cubrió espacios hasta que llegara el dueño, un sustituto nada más.

Así se van los bastardos sin gloria de este mundo de este mundo; en un suspiro silencioso de gracia; bienaventurados todos aquellos que encuentran la paz y la felicidad andes de que su vida llegue a su fin; porque yo no lo hare.

1 comentario:

Yrus.- dijo...

una historia muy triste, sin duda alguna!.. muy contagiosa