Pensando voy en este tren nocturno por la ruta 69, preparándome para mi llegada a un lugar lleno de puro deseo; una ciudad donde no hay pudor alguno; donde el placer es la ley, donde los cuerpos se unen en orgias interminables, conmemorando una imagen melancólica de las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra.
Se preguntaran él porque me dirijo a tan decadente lugar, en realidad es muy sencillo, yo voy en búsqueda de conocimiento; si la compresión de lo que es el instinto sexual y de entender porque estamos destinados a sentir placer.
A mi llegada al ministerio del placer, me recibe un señor alto de sombre, con un traje y un bastón; y nos pide a la multitud que nos reunamos a su alrededor; Vengan, acérquense por favor; como están, mi nombre es Duncan y seré su guía a través del ministerio del placer; Prepárense a perder toda su cordura, a sudar en puro placer; saquen sus más perversas fantasías que aquí nadie los juzgara.
Duncan grita: Vengan acompáñenme, aquí están los bailarines del sado; vean sus actos de crueldad, vean su ira ciega y sus emociones de dominio, su sádico baile entre cuero y látigos; sientan que son su cuerpos los que son azotados, como la sangre corre de excitación.
Pensé para mí mismo, mientras oía el eco de los contundentes latigazos: Dios que aberración como alguien disfrutaría del dolor ajeno; pero pensándolo mejor, yo también he sentido placer por el sadismo, cuando disfruto de una ejecución televisada, así que no puedo juzgarlos por agradarles esto.
Abandonamos la carpa de los sadismos y avanzamos a otra carpa; Duncan nos dice: sean bienvenidos al panteón de los necrófilos; aquí los cadáveres en descomposición son los objetos más preciados; jajajajaja, algunos dirían que son los amantes perfectos estos cadáveres, porque no sienten y padecen; siéntanse libres de unirse a ellos, vamos.
En ese momento sentí tal repulsión que tuve que sostenerme el estomago para no vomitar; pero no debía juzgar, porque vine en búsqueda de entender la naturaleza del placer sexual… así que soporte el aberrante recorrido; Algunos se unieron y otros solo se quedaron junto a mí con caras condenadoras. Al cabo de una hora Duncan dice: es hora del salón voyerista.
Vengan que aquí hay mucho que ver en poco tiempo; aquí pueden escoger entre varias actividades; pueden divertirse, exploren con libertad cada una de las habitaciones de este salón; Vamos miren el sexo en su más pura expresión; vean como el porno se desenvuelve, únanse, tiren fotos y toquen todo lo que deseen.
Mire estas orgias y un instinto casi animal empezó a surgir en mi… intentaba controlar este impulso con todo mi ser; mi cuerpo parecía arder y estremecerse; me sentí sucio por sentirme atraído por estos actos, por mas intentaba cerrar mis ojos, no podía porque la curiosidad no me lo permitía.
Pensé en huir de la carpa…. Pero pensé que si ahora desistía de mi búsqueda jamás lograría conseguir las respuestas a mis preguntas. Volví a la carpa vi todo el espectáculo… empecé a entender algo y era que el instinto sexual es algo que todos tenemos, pero que solo algunos aprendemos a controlar.
Duncan con cara de excitación nos dice: reúnanse por favor, veo que les ha encantado este salón; jajajajaja me alegro que dejaran todo el pudor; Acompáñenme a la carpa final; dentro de esta morada serán probados; aquí se les pedirá que escojan entre el amor y el puro placer; Pero hay una trampa no sabrán que es el amor y que el placer, dependerán de lo que esté buscando su alma para escoger, pero recuerden algo el amor se esconde donde menos lo esperamos; Vamos entren a la morada del confuso corazón.
Entramos a la morada y había un corredor con varias puertas a ambos lados con números; y Duncan no explico las reglas: solo pueden quedarse con una puerta aquí hay 7, escojan sabiamente y veamos que desea su corazón.
En la puerta 1 había un cuarto lleno de riquezas y con exorbitantes mujeres de tierras lejanas; muchos entraron a esta habitación; Duncan solo sonreía entre dientes como si tuviera algo que esconder.
Seguimos caminando hasta llegar a la puerta 2 en ella estaba unos libros que contenían todo el conocimiento sexual del planeta y Duncan dijo: aquel que entre será capaz de satisfacer a cualquier mujer; será un Dios del sexo.
Algunos cayeron y entraron corriendo en busca de ese conocimiento; mi corazón estaba tranquilo y me decía a mi mismo que no escogería hasta no sentir con toda mi alma que era la correcta.
Siguieron escogiendo y abriendo puertas cada una de ellas repletas de increíbles e inimaginables placeres; y en la puerta 7, la cual tenía un aspecto destartalado y lleno de suciedad; tan solo quedaba yo de todo el grupo que entramos y cuando abrí la puerta en ella había varias personas enfermas y desamparadas, mi corazón se lleno de pena y entre a ayudarlos sin pensarlo.
Entonces Duncan dijo: si, por fin alguien escogió el amor, no hay amor más grande que aquel que es desinteresado, el amor hacia el prójimo; Muchos vienen en búsqueda de placer sin saber que el placer más grandioso no es carnal, sino el placer que se siente al ayudar a los demás; Bienaventurados sean los que socorren al caído porque son dignos de reyes.
Se preguntaran él porque me dirijo a tan decadente lugar, en realidad es muy sencillo, yo voy en búsqueda de conocimiento; si la compresión de lo que es el instinto sexual y de entender porque estamos destinados a sentir placer.
A mi llegada al ministerio del placer, me recibe un señor alto de sombre, con un traje y un bastón; y nos pide a la multitud que nos reunamos a su alrededor; Vengan, acérquense por favor; como están, mi nombre es Duncan y seré su guía a través del ministerio del placer; Prepárense a perder toda su cordura, a sudar en puro placer; saquen sus más perversas fantasías que aquí nadie los juzgara.
Duncan grita: Vengan acompáñenme, aquí están los bailarines del sado; vean sus actos de crueldad, vean su ira ciega y sus emociones de dominio, su sádico baile entre cuero y látigos; sientan que son su cuerpos los que son azotados, como la sangre corre de excitación.
Pensé para mí mismo, mientras oía el eco de los contundentes latigazos: Dios que aberración como alguien disfrutaría del dolor ajeno; pero pensándolo mejor, yo también he sentido placer por el sadismo, cuando disfruto de una ejecución televisada, así que no puedo juzgarlos por agradarles esto.
Abandonamos la carpa de los sadismos y avanzamos a otra carpa; Duncan nos dice: sean bienvenidos al panteón de los necrófilos; aquí los cadáveres en descomposición son los objetos más preciados; jajajajaja, algunos dirían que son los amantes perfectos estos cadáveres, porque no sienten y padecen; siéntanse libres de unirse a ellos, vamos.
En ese momento sentí tal repulsión que tuve que sostenerme el estomago para no vomitar; pero no debía juzgar, porque vine en búsqueda de entender la naturaleza del placer sexual… así que soporte el aberrante recorrido; Algunos se unieron y otros solo se quedaron junto a mí con caras condenadoras. Al cabo de una hora Duncan dice: es hora del salón voyerista.
Vengan que aquí hay mucho que ver en poco tiempo; aquí pueden escoger entre varias actividades; pueden divertirse, exploren con libertad cada una de las habitaciones de este salón; Vamos miren el sexo en su más pura expresión; vean como el porno se desenvuelve, únanse, tiren fotos y toquen todo lo que deseen.
Mire estas orgias y un instinto casi animal empezó a surgir en mi… intentaba controlar este impulso con todo mi ser; mi cuerpo parecía arder y estremecerse; me sentí sucio por sentirme atraído por estos actos, por mas intentaba cerrar mis ojos, no podía porque la curiosidad no me lo permitía.
Pensé en huir de la carpa…. Pero pensé que si ahora desistía de mi búsqueda jamás lograría conseguir las respuestas a mis preguntas. Volví a la carpa vi todo el espectáculo… empecé a entender algo y era que el instinto sexual es algo que todos tenemos, pero que solo algunos aprendemos a controlar.
Duncan con cara de excitación nos dice: reúnanse por favor, veo que les ha encantado este salón; jajajajaja me alegro que dejaran todo el pudor; Acompáñenme a la carpa final; dentro de esta morada serán probados; aquí se les pedirá que escojan entre el amor y el puro placer; Pero hay una trampa no sabrán que es el amor y que el placer, dependerán de lo que esté buscando su alma para escoger, pero recuerden algo el amor se esconde donde menos lo esperamos; Vamos entren a la morada del confuso corazón.
Entramos a la morada y había un corredor con varias puertas a ambos lados con números; y Duncan no explico las reglas: solo pueden quedarse con una puerta aquí hay 7, escojan sabiamente y veamos que desea su corazón.
En la puerta 1 había un cuarto lleno de riquezas y con exorbitantes mujeres de tierras lejanas; muchos entraron a esta habitación; Duncan solo sonreía entre dientes como si tuviera algo que esconder.
Seguimos caminando hasta llegar a la puerta 2 en ella estaba unos libros que contenían todo el conocimiento sexual del planeta y Duncan dijo: aquel que entre será capaz de satisfacer a cualquier mujer; será un Dios del sexo.
Algunos cayeron y entraron corriendo en busca de ese conocimiento; mi corazón estaba tranquilo y me decía a mi mismo que no escogería hasta no sentir con toda mi alma que era la correcta.
Siguieron escogiendo y abriendo puertas cada una de ellas repletas de increíbles e inimaginables placeres; y en la puerta 7, la cual tenía un aspecto destartalado y lleno de suciedad; tan solo quedaba yo de todo el grupo que entramos y cuando abrí la puerta en ella había varias personas enfermas y desamparadas, mi corazón se lleno de pena y entre a ayudarlos sin pensarlo.
Entonces Duncan dijo: si, por fin alguien escogió el amor, no hay amor más grande que aquel que es desinteresado, el amor hacia el prójimo; Muchos vienen en búsqueda de placer sin saber que el placer más grandioso no es carnal, sino el placer que se siente al ayudar a los demás; Bienaventurados sean los que socorren al caído porque son dignos de reyes.
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